Un 9 de julio de 1816, congresistas de la mayoría de las provincias se reunían en
la casa de Francisca Bazán de Laguna, conocida con el correr de los años como
la Casita de Tucumán, para votar por una nación libre y soberana. Nacía nuestra
Patria y los días posteriores serían a puro festejo.
Antecedentes
En este contexto es importante señalar un antecedente clave: el 25 de mayo de 1810. Aquel
día, en el histórico cabildo de Buenos Aires, los criollos habían dejado en claro que pretendían
ser una nación libre y soberana de España. Si bien faltaría poco más de seis años, Manuel
Belgrano, Juan José Paso, Mariano Moreno y otros protagonistas, daban vida a una verdadera
revolución.
El Congreso comenzó a reunirse en marzo de 1816, dando vida a la confección del Acta
mediante la cual se declararía la independencia.
El histórico día
El 9 de julio, representantes de cada provincia se reunieron en la casa cedida por Francisca
Bazán de Laguna – la más grande de la ciudad – para firmar el Acta, cortando todos los lazos
rey de España. Aquel congreso representó un verdadero desafío para sus protagonistas: la
mayoría debió recorrer muchos kilómetros para llegar a Tucumán, superar peligros y todo tipo
de problemas. En aquellos tiempos, iban a caballo, en diligencias, en carruajes y les tocaba
atravesar caminos muy difíciles, llegando incluso a viajar durante 50 días quienes lo hacían
desde Buenos Aires. Pero ese sacrificio valió la pena: finalmente, éramos libres.
Los festejos
Los días posteriores a la declaración de la independencia, “El Jardín de la República”- como se
conoce a la ciudad de San Miguel de Tucumán en nuestro días- se vistió de festejo, y todos u
cada uno de los ciudadanos, de todas las clases sociales, participaron de los mismos.
Hubo bailes en las calles que duraron varios días, y comidas típicas para todos.
Finalmente el 25 de julio, a modo de cierre, hubo un desfile de cinco mil milicianos portando
sus armas, encabezados por el General Manuel Belgrano.
muy bueno el periódico