El 11 de septiembre los argentinos celebramos el Día del Maestro, en homenaje a quien es considerado “el padre del aula”. En esta edición, El Pequeño Jerónimo te ofrece esta mini biografía para conocer más acerca de este personaje, uno de los que más trabajó por la educación en nuestro país: Domingo Faustino Sarmiento.
Hijo de Paula Albarracín y de José Clemente Sarmiento, Domingo Faustino nació el 15 de febrero de 1811 en un humilde hogar del barrio Carrascal en la ciudad de San Juan. Aprendió a leer a los cuatro años, siendo sus primeros maestros su papá y su tío, José Manuel Sarmiento.
Desde pequeño asistió a la Escuela de la Patria en ciudad natal y a los quince años ya había fundado su primera escuela en San Francisco del Monte de Oro – San Luis-, donde ya se desempeñaba como maestro de un grupo de alumnos que lo superaban en edad.
A sus veintiocho años fundó el periódico El Zonda y posteriormente escribió Facundo, Recuerdos de Provincia y Vida de Dominguito, entre otros textos.
Como gobernador de su provincia natal dio un paso sin precedentes en la misma: decretó la ley de enseñanza primaria obligatoria.
A lo largo de su extensa carrera profesional, Sarmiento fue maestro, subteniente de milicias, escritor, periodista, senador, ministro, director general de escuelas, sociólogo, diplomático, gobernador, hasta convertirse en presidente de nuestro país en 1868. En ese cargo promovió sus ideas, las cuales se centraron en los principios democráticos, las libertades civiles y la oposición a los regímenes dictatoriales.
Fue un activo militante político, lo que lo llevó varias veces al exilio, principalmente debido a su oposición a Juan Manuel de Rosas y al caudillo riojano Facundo Quiroga.
En Chile, su actividad fue muy notable, tanto en la enseñanza (se le confió la organización de la primera escuela del magisterio de Sudamérica) como en el periodismo (publicó artículos en El Mercurio de Valparaíso y en El Progreso de Santiago). Visitó además Estados Unidos y Europa, donde publicó obras literarias y conoció a pedagogos y escritores, cuyos modelos educativos intentaría adaptar luego en nuestro país.
Como presidente, Sarmiento estimuló aquello por lo que había luchado toda su vida: la educación y la cultura de su pueblo. Entre su vasta obra educativa – además de lograr que en ese período la población escolar se elevara de treinta mil a cien mil alumnos – se crearon gran cantidad de escuelas primarias, la Academia de Ciencias, la Escuela Normal de Paraná (para la cual se contrató a maestros extranjeros), la Universidad Nacional de San Juan, la Facultad de Ciencias Físicas y Matemáticas, la Biblioteca Nacional de Maestros y el Observatorio Astronómico de Córdoba.
A los 77 años y con su salud muy deteriorada, Sarmiento murió Asunción del Paraguay, el 11 de septiembre de 1888.