El 6 de abril de cada año, con el objetivo de concientizar sobre la importancia que tiene la actividad física para nuestra salud, celebramos en todo el mundo el Día Mundial de la Actividad Física.
La práctica deportiva es un hábito que debe promoverse en la primera infancia ya que crea cambios físicos, psíquicos, emocionales y sociales, altamente beneficiosos para la vida de las personas.
Entre otros, contribuye a mejorar la salud y el bienestar, ayuda a prevenir enfermedades crónicas, reduce el riesgo de enfermedades cardiovasculares y mejora la salud mental.
¿Por qué es tan importante recordarlo?
Hay un dato clave que se desprende según estudios de la Organización Mundial de la Salud: desde la super urbanización y la explosión de la tecnología, las infancias pasan muchísimo menos tiempo al aire libre y haciendo actividad física. Y no queda solo ahí, en las adolescencias el patrón se mantiene. Según datos de ese organismo, más del 80% de los adolescentes en todo el mundo no hacen el suficiente ejercicio que necesitan para estar saludables.
¿Cómo se puede celebrar?
Organizar intervalos activos en las escuelas.
Promover encuentros con grupos específicos en los centros de salud.
Organizar juegos en las plazas.
Unificar los grupos de actividades físicas existentes.
Trabajar y dar atención especial a los departamentos o secretarías de educación, deportes y deficientes.
¡Bailar es ejercicio! Organiza mini coreografías con sus canciones favoritas o crea desafíos de baile para que se diviertan mientras se mueven.
Rescatar juegos como la cuerda, la rayuela, el escondite o el quemado hace que se ejerciten sin darse cuenta.
Transforma la actividad en un reto divertido, como una carrera de obstáculos, una búsqueda del tesoro en movimiento o un “Simón dice” con ejercicios.
Que el ejercicio sea una actividad grupal: un picnic con juegos, una caminata familiar o una competencia amistosa entre amigos.